La artillería naval es el conjunto de armas de guerra de un buque pensadas para disparar a largas distancias empleando una carga explosiva impulsora.

Modernización LHD Juan Carlos I:
El LHD “Juan Carlos I” fue entregado a la Armada el 30 de septiembre de 2010, tras ser diseñado y construido entre 2003 y 2009 por Navantia. Es un buque de proyección estratégica que tiene la capacidad de realizar operaciones de transporte de tropas, logística y apoyo aéreo. La modernización responde a la necesidad de actualizar sus capacidades en un entorno de amenazas cambiantes y avances tecnológicos.
La modernización del Buque de Proyección Estratégica (LHD) Juan Carlos I, insignia de la Armada Española, es un proceso complejo y estratégico que abarca mejoras en su sistema de propulsión, capacidades operativas y adaptación a nuevas tecnologías.
Los procesos más relevantes a modernizar serian:
Sustitución del sistema de propulsión:
Originalmente contaba con:
Un sistema de propulsión eléctrico basado en Motores Diesel eléctricos, con motor MAN 32/40, estos motores podrían ser sustituidos por motores más modernos de menor vibración, como posiblemente puedan ser MTU o Rolls-Royce, también se modernizaría el sistema de distribución eléctrica, esto lleva a un impacto de mejora del rendimiento global, disponibilidad operativa y reducción de costes de mantenimiento.
Dos (2) azipods fabricados por Schottel-Siemens, modelo de hélice dual, en configuración pull-push, con una hélice delante y otra detrás por pod.
Desde su entrada en servicio, el Juan Carlos I ha experimentado problemas recurrentes con sus propulsores azimutales (azipods) suministrados por el consorcio alemán Schottel y Siemens. En 2020 la Armada encargó un estudio para buscar una alternativa al sistema de propulsión que emplea actualmente el “Juan Carlos I” tras las incidencias y fallos que se vienen acumulando a lo largo de los que aun no se han cumplido quince (15) años de vida del buque, incluyendo graves problemas de cavitación excesiva en la hélice delantera (pull), vibraciones transmitidas al casco, perdida de eficiencia propulsora, bajo rendimiento, en especial en maniobras a baja velocidad, en operaciones anfibias y en determinadas condiciones de mar. En el Pliego de Prescripciones Técnicas (PPT) de una reciente licitación, estos fallos se han dado por causas muy dispares, tanto eléctricas como mecánicas, internas y externas, que han dejado en varias ocasiones al buque sin propulsión, al menos en una de sus dos líneas.
Para resolver estas deficiencias, la Armada ha adjudicado a Navantia un contrato valorado en 30 millones de euros para reemplazar los actuales azipods por el modelo Azipod MO1800 de la empresa suiza Asea Brown Boveri (ABB) donde previamente se realizó un estudio por valor de 171.220 euros, que analizaba la viabilidad y posibilidad de integración de nuevos propulsores en el buque. Estos nuevos propulsores, con una hélice por pod en lugar de dos, prometen mejorar la fiabilidad y eficiencia del buque.
Detalles técnicos del Azipod MO1800:
Potencia nominal: Alrededor de 7,5 a 10 MW por unidad, aunque los datos exactos no son públicos.
Tipo: Propulsión eléctrica rotatoria (360º).
Configuración: Monohélice pull, con hélice delante del motor, tracción.
Control: Integración con el sistema de control del buque para maniobras de precisión (DP – Dynamic Positioning compatible).
Las ventajas de este nuevo sistema son:
Hélice única, más grande, sin cavitación significativa.
Mayor eficiencia energética.
Menor mantenimiento gracias a un diseño probado y robusto.
Reducción del ruido y vibración, con mejora acústica, importante para operaciones ASW (guerra antisubmarina).
Integración mejorada con los sistemas de control del buque.
La fabricación de los nuevos sistemas se está llevando a cabo en fábricas europeas, principalmente en Noruega y Finlandia, mientras que Navantia diseña y fabrica la parte estructural, tuberías, cableado, soporte mecánico, modificaciones internas necesarias y software de control para que se adapte a la nueva arquitectura en España.
Probable Entrada en dique seco para el cambio:
Fecha estimada: Verano de 2025.
Duración en dique seco: Alrededor de 6 meses, probablemente en el astillero de Navantia en Ferrol o en San Fernando.
Retirada de los propulsores actuales, adaptación de los soportes y anclajes, montaje de los nuevos pods, pruebas en puerto y pruebas de mar.
Mejoras en sistemas de autoprotección:
En 2020, el Juan Carlos I se le instalaron cuatro sistemas de armas controladas remotamente (RCWS) Escribano Sentinel 2.0, con Browning M2 de 12,7 mm., para defensa ante amenaza asimétrica. Estas estaciones, gestionadas desde el puente de mando, cuentan con cámaras infrarrojas y diurnas, así como telémetros láser, permitiendo una defensa eficaz contra amenazas asimétricas tanto de día como de noche.
Bajo mi modestísima opinión, existe una controversia en el armamento futuro que se puede instalar en esta modernización. Al existir reservas de espacio y peso, se podría instalar 4 montajes Leonardo Marlin WS de 30 mm, con sistema automático con control remoto desde el CIC, para la defensa asimétrica y dos de SEARAM para defensa antimisil. Debido a la flexibilidad que permite haber desarrollado un sistema de combate español, podrán ser integrados en el SCOMBA.
Transformación digital y multidominio:
Digitalización progresiva:
Evolución del sistema de combate SCOMBA a su versión más avanzada (v 3.x en adelante).
Integración de inteligencia artificial para:
Fusión de sensores.
Apoyo a la decisión táctica.
Coordinación de UxV.
Interoperabilidad OTAN:
Sistemas de comunicaciones tácticas Link 22, Link 16 MIDS JTRS, y SATCOM avanzados.
Conectividad con drones, BAMs, submarinos S-80, y fuerzas terrestres.
Capacidades aéreas avanzadas:
Transición del Ala Aérea:
Sustitución progresiva de los AV-8B Harrier II Plus por F-35B (si se confirma la compra).
Adaptación de la cubierta de vuelo:
Reforzado térmico para F-35B, aunque ya está preparado estructuralmente.
Mejora de las zonas de apontaje y hangar.
Sistemas de comunicaciones y enlace de datos compatibles con 5ª generación.
Integración de sistemas no tripulados:
Es una línea creciente de modernización que apunta a convertir el buque en una plataforma de mando multidominio, capaz de operar con elementos no tripulados en el aire, superficie y posiblemente subsuelo. La Armada Española ha anunciado la incorporación del superdron militar SIRTAP (Sistema Aéreo de Reconocimiento Táctico Paletizable), desarrollado por Airbus, al Juan Carlos I.
Sus principales características son:
Su integración se enmarca en un acuerdo entre Airbus y Navantia, ampliando las capacidades operativas del buque.
Integración anunciada en 2024:
Tipo: UAV táctico de media altitud y larga duración (MALE).
Fabricante: Airbus Defence & Space de Getafe.
Misión: Inteligencia, vigilancia, reconocimiento (ISR) y designación de objetivos.
Alcance: Mayor de 2.000 km de radio de acción operativo.
Autonomía: Mayor de 20 horas de vuelo.
Altitud operativa: hasta 6.500 m.
Carga útil: Sensores EO/IR, radar SAR, comunicaciones.
Realizará misiones de espionaje, reconocimiento y protección.
Características para uso naval:
Despegue y recuperación desde pista o plataforma adaptada.
Posibilidad de control desde el buque mediante estaciones de tierra portátiles.
Capacidad para operar en conjunción con helicópteros y cazas embarcados.
Se espera que su despliegue embarcado sea modular, utilizando hangar y cubierta de vuelo en configuración adaptada, posiblemente con catapulta neumática y red de recuperación en el futuro.
Consolas tácticas integradas con el sistema SCOMBA.
Sinergia con otras plataformas:
El LHD podrá coordinar operaciones con drones lanzados desde BAMs, patrulleros, submarinos y helicópteros.
Visión: Crear una burbuja de vigilancia multidominio en tiempo real alrededor del grupo naval.
Modernización del CIC para control de sistemas no tripulados:
Sistema SCOMBA versión 3.x (Navantia):
Compatible con sensores ISR de UAVs y USVs.
Capacidad de gestión multi UAV en tiempo real.
Fusión de datos procedentes de plataformas no tripuladas para SA (Situational Awareness).
Puestos de operador dedicados a vehículos no tripulados, separados de los operadores aéreos y navales tradicionales.
Interfaz conjunta con sistemas OTAN y UxV nacionales.
Modernización a Medio Plazo:
Integración total MUM-T (Manned-Unmanned Teaming)
Enlace coordinado entre:
Helicópteros tripulados SH-60 o NH90.
UAVs tipo SIRTAP y VTOL.
Vehículos anfibios no tripulados de superficie.
Operaciones conjuntas:
Reconocimiento avanzado con dron.
Identificación de amenaza.
Neutralización por dron armado o designación para aeronave tripulada.
LHD como Drone Flagship:
La Armada contempla que el Juan Carlos I actúe como «buque insignia digitalizado» de operaciones autónomas navales, especialmente cuando se despliegue sin escolta o como parte de una task force ligera. Esta visión incluye:
Sistemas C2 integrados para mando sobre otros buques no tripulados.
Gestión de enjambres aéreos en litoral hostil.
Control de UUVs que limpien rutas submarinas para desembarcos.
Transformación del concepto de uso del LHD:
Pasará de ser un buque de proyección estratégica tradicional a un buque multipropósito de mando y proyección multidominio, con funciones como:
Buque insignia digitalizado.
Plataforma nodal para operaciones navales con efectores distribuidos no tripulados.
Centro de C2 conjunto multidominio, naval, aéreo, terrestre, ciber y espacial.
Operador avanzado en entornos A2/AD mediante guerra electrónica y enjambres.
Desafíos Principales en la Modernización del LHD Juan Carlos I:
Sustitución del sistema de propulsión:
Problema: Los motores MAN 32/40 actuales presentan fallos recurrentes, como pistones, generadores eléctricos y sobre todo baja fiabilidad.
Desafío: Reemplazarlos requiere una parada técnica larga y una integración cuidadosa con el sistema eléctrico y el casco ya construido.
Impacto: Parada prolongada del buque durante la ventana crítica de transición hacia F-35B (si se logran) y drones embarcados.
Obsolescencia de los sistemas de defensa de punto:
Desafío: Adaptar nueva defensa CIWS de misiles, sin rediseñar completamente el centro de combate ni exceder peso/capacidad eléctrica.
Soluciones posibles: SEARAM, aunque este requiere integración de sensores y software.
Integración de sistemas no tripulados (UxV):
Problema: El LHD no fue originalmente diseñado como buque madre de UxV.
Desafío: Adaptar espacio físico, como hangar, garaje, cubierta, etc., sistemas de misión, comunicaciones y gestión táctica.
Requiere: Software abierto, redes de baja latencia, enlaces de datos protegidos, doctrinas operativas nuevas.
Transición a F-35B:
Incertidumbre política y presupuestaria: La compra aún no está cerrada, pero implica cambios físicos:
Refuerzo térmico de cubierta, debido a la postcombustión vertical.,
Nuevas instalaciones de mantenimiento.
Adiestramiento de personal y doctrina conjunta con el Ejército del Aire.
Riesgo: Que no se adquieran los F-35B dejaría al LHD sin ala embarcada fija moderna en la década de 2030.
Complejidad de actualización del sistema de combate (SCOMBA):
Requiere integración continua con estándares OTAN, amenazas emergentes y capacidad de fusión de sensores multidominio.
Desafío: Mantener compatibilidad sin sacrificar soberanía tecnológica o exceder costes.
Modularidad limitada del diseño original:
Aunque posee garaje convertible, cubierta para helos y hangar, su diseño no fue pensado para:
Vehículos terrestres autónomos,
Lanchas no tripuladas (USV),
Contenedores de misión plug&play al estilo noruego o danés del modelo StanFlex.
Desafío: Aumentar la flexibilidad sin rediseñar estructuralmente el buque.
Retos doctrinales y humanos:
Doctrina anfibia híbrida: Adaptar tácticas para operaciones con drones, F-35B, guerra electrónica y ciberdefensa embarcada.
Adiestramiento del personal: Pilotos, operadores de enjambres, guerra de la información.
Desafío estratégico: No es solo un cambio técnico, es un salto doctrinal y mental.
Presupuesto y priorización:
La Armada compite por fondos con otras ramas, tales como el Ejército, Aire y Guardia Civil.
Desafío: Asegurar que el LHD se mantenga como buque estratégico prioritario en los presupuestos de defensa 2026–2035.
Dependencia industrial externa:
Los F-35B de Lockheed Martin, SEA RAM de Raytheon, drones de origen estadounidense o israelí…
Desafío: Equilibrar interoperabilidad OTAN con soberanía tecnológica y capacidad industrial nacional, tales como Navantia, Indra, Escribano…
Retos en la Modernización:
A continuación, se presentan los principales retos en la modernización del Juan Carlos I, organizados por prioridad e impacto estratégico para la Armada.
Sustitución del sistema de propulsión:
Prioridad: Alta.
Impacto: Crítico.
Descripción: El sistema actual con turbinas de gas y motores eléctricos presentan problemas de fiabilidad y mantenimiento. La sustitución implicaría una parada larga del buque y riesgo técnico durante la reconversión.
Obsolescencia del sistema de Defensa antimisil:
Prioridad: Alta.
Impacto: Alto.
Descripción: Adaptar nueva defensa CIWS de misiles, sin rediseñar completamente el centro de combate.
Retos de integración de sistemas no tripulados:
UxV aéreos, de superficie y submarinos:
Prioridad: Alta.
Impacto: Alto.
Descripción: Para operar UAVs, USVs y UUVs se requiere reformar espacios internos, integrar nuevas estaciones de control, sistemas de comunicaciones específicas y adaptar los procedimientos operativos. Además, será clave incluir una arquitectura abierta para permitir futuras actualizaciones modulares.
Retos de plataforma y aeronaves:
Compatibilidad con F-35B:
Prioridad: Media.
Impacto: Alto.
Descripción: Si se adquiere el F-35B, el LHD deberá ser modificado: refuerzos en la cubierta de vuelo, integración de sistemas de misión, y cambios en la infraestructura de mantenimiento a bordo.
Actualización del sistema de combate SCOMBA:
Prioridad: Media.
Impacto: Medio-Alto.
Descripción: Para mantener interoperabilidad OTAN, integrar sensores nuevos, como radares AESA y capacidades de guerra electrónica, se requiere una revisión importante del núcleo del sistema de combate.
Limitaciones estructurales para modularidad:
Prioridad: Medio.
Impacto: Medio.
Descripción: A diferencia de nuevos conceptos, como LPDs modulares, el Juan Carlos I tiene limitaciones para adoptar soluciones de contenedores de misión tipo «plug-and-play».
Retos doctrinales y de adiestramiento:
Prioridad: Medio.
Impacto: Medio.
Descripción: Cambio de mentalidad y entrenamiento para operar en escenarios multidominio.
Presupuesto y priorización:
Prioridad: Alta.
Impacto: Estratégico.
Descripción: El LHD compite con otros programas por fondos y requiere apoyo político constante.
Dependencia industrial externa:
Prioridad: Baja.
Impacto: Latente.
Descripción: El uso de tecnología extranjera puede limitar la autonomía operativa e industrial